Mujeres atléticas antes que delgadas, un nuevo canon igualmente duro.

          Acabo de leer una noticia (si es que semejante asunto puede ser tratado como noticia, aunque este no es foro para criticar el periodismo actual) que dice que “Los hombres ya no prefieren mujeres delgadas”. Más adelante se especifica que, según datos de un portal de citas, cada vez más hombres se interesan por mujeres atléticas y menos por el prototipo de mujer esquelética. Imagino que muchos perciben esta nueva tendencia como algo positivo. ¿Cuántas veces se ha oído que “las mujeres de verdad tienen curvas”? ¿No se alaba constantemente el canon imperante hace años según el cual una mujer debía estar más bien entrada en carnes y se buscaba la voluptuosidad? El deporte está en auge y parece que está imponiéndose poco a poco un nuevo canon de belleza, el de los cuerpos torneados y musculados. Pues no me parece tan positivo, francamente, no en el contexto en que vivimos y del modo en que nuestra sociedad gestiona estos temas.

          Resulta que no todas las mujeres tienen curvas: las hay altas, bajas, delgadas (a algunas incluso les cuesta engordar), rellenitas, con cintura más o menos pronunciada, pechos de todos los tamaños; tampoco todo el mundo puede mantenerse delgado, ni tiene facilidad para el ejercicio. Todas las constituciones pueden resultar hermosas y cualquier persona tiene derecho a sentirse a gusto con lo que ha obtenido del sorteo genético. De acuerdo, quizá ahora estamos evolucionando hacia un canon físicamente más sano que de la extrema delgadez, pero psicológicamente puede ser igualmente destructivo, por no hablar de las locuras que pueden hacer algunos con tal de lograr un cuerpo sano a toda costa, incluso de su salud. Señores, no se trata de cambiar el modelo sino de mitigar la imposición que hacemos a las personas de verdad para seguirlo. Siempre que haya una idealización de la belleza, no importa cuál sea, este resultará dañino si detrás hay una sociedad obsesiva que nos convierte en meros objetos sexuales.  Lo realmente importante no cambiará, y igualmente habrá personas insatisfechas, gente mutilándose con operaciones, trastornos de la alimentación, sometimiento de emociones profundas a valores superficiales.

          Antiguamente, cuando la comida era un lujo, se preferían cuerpos rechonchos; luego se adoraban las curvas, Hace algunas décadas empezó a idolatrarse la delgadez extrema y se ha llevado hasta límites insanos. Ahora está de moda estar atlético, pero no todo el mundo tiene tiempo para hacer tanto deporte como para reflejarlo en su cuerpo, ni todo el mundo fibra con la misma facilidad. ¿Es que ahora habrá que pasar tres horas diarias en el gimnasio, cambiar la alimentación, tomar proteínas y batidos, castigarse para conseguir o mantener este cuerpo tan difícil de lograr? ¿No es igual torturarse con ejercicio y cambiar la nutrición, sustancias para muscular y otras drogas, operaciones que pasar hambre, usar laxantes y machacarse con ejercicios de cardio para adelgazar? Pensándolo, esta nueva tendencia me parece igual o más dura que la anterior. Si se hace como se ha hecho con la delgadez, cada vez se exigirá una apariencia atlética más extrema; la gente que no pueda cumplir con estos estándares seguirá acomplejada y los que lo consigan se pueden obsesionar por mantenerlo a toda costa.
 

El mismo perro con distinto collar, nada ha cambiado, y al final seguimos empujados a buscar un ideal, una abstracción que nos esclaviza y nos desconecta de nosotros mismos. Se trata de buscar la salud física y mental, no de llevar al extremo imposiciones absurdas. Lo peor de todo es que se logran de manera tan sutil que cuesta huir de ellas. No hay nada más poderoso que aquello que no se explicita y queda asumido como lo natural por la sociedad.





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