Significado de Ítaca



La Ilíada narra las proezas y desventuras de la guerra de Troya, mientras que la Odisea se centra en la vuelta a casa de uno de sus guerreros, Ulises, también conocido como Odiseo. Este héroe pasó diez años en la guerra y otros  diez en regresar, pero durante los veinte años en que estuvo ausente de su tierra no dejó de extrañarla pero tampoco de aprovechar lo que la fortuna le traía. Ulises en un ser curioso, vital, ávido de conocimiento y que asume el riesgo, proyecta en el futuro con toda su voluntad sin perder el ánimo, pero no por ello desvinculándose de su presente, y no pierde ocasión de disfrutar, aprender, curtirse, crecer, tentar a la suerte; en definitiva, de vivir.


Ítaca simboliza la meta, el motor, pero también la excusa: es mucho más importante la motivación que nos impulsa y da aliento que el objetivo en sí mismo. Sin todo el recorrido, cada paso andado, cada una de nuestras cicatrices, los sueños que nos ha inspirado, las fuerzas de que nos provee, la meta final no tendría sentido y nuestro destino sería hueco. Finalidad y medios se funden en una misma cosa, y a medida que avanzamos debemos construir esta Ítaca que nos mueve. Inventando Ítaca, porque el destino siempre está en nuestra imaginación puesto que no lo conocemos, y nuestra percepción del mismo cambiará mucho una vez lo logremos en función de cómo nos haya moldeado ese camino recorrido.


Cuando tuve que elegir título para el blog, enseguida pensé en Ítaca puesto que se sus paralelismos con el Camino de Santiago son evidentes. Ahora que el blog trata de otros temas,me parecee igualmente relevante mantener este título en vez de abrir un nuevo blog ya que esta actitud es una filosofía de vida que podríamos aplicar a casi cualquier cosa. Debemos inventar y renovar nuestras Ítacas, porque sin esta constante búsqueda estamos abocados a ir a la deriva y naufragar.


Dejo de nuevo el poema de Kavafis, puesto que sus sabias palabras no dejan de inspirarme, y expresan mucho mejor lo que he tratado de explicar antes.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 
Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías, 
nácar y coral, ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales, 
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente. 
Llegar allí es tu destino. 
Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje. 
Sin ella no habrías emprendido el camino. 
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 
entenderás ya qué significan las Itacas.

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