Me fascina todo lo que está relacionado con el lenguaje, y detrás de algunas
palabras se esconden curiosidades y anécdotas históricas de lo más
interesantes. Las etimologías es una de aquellas partes de la lingüística que puede interesar a más gente, no solamente a los filólogos. No olvidemos que la lengua es algo vivo y cambiante y forma parte de nuestra cultura y nuestra identidad; todos la usamos y participamos de su evolución aunque no todos con el mismo grado de conciencia
Aquí dejo unas pocas palabras cuyo origen me ha llamado la atención, quneue no entro en detalles filológicos para no aburrir, sino que quiero que se algo más divulgativo para saciar la curiosidad o que la uséis para amenizar vuestras clases de lengua. Aquí va mi pequeño granito de arena.
Ser y estar: ¿os
habéis fijado en que el verbo ser
tiene ciertas similitudes en varios idiomas aunque son lejanos? Se debe a que
la mayoría de lenguas que se hablan en Europa (románicas, germanas, eslavas, y
muchas otras) tienen como origen común una misma lengua, de la cual solo se
tienen indicios, el indoeuropeo. En esa lengua, la forma de la cual deriva el
verbo ser significaba “estar sentado”, mientras que se cree que estar proviene
de la forma que significaba “estar de pie”. Esto explicaría por qué en
castellano normalmente ser expresa
atributos más estáticos y estar se emplea
muchas veces con cuestiones más activas o transitorias.
Asesino: es de
las etimologías más curiosas, y os sorprenderá saber que procede de la misma
raíz que hachís, y es que la palabra árabe
ḥaššāšīn significa literalmente 'adictos al cáñamo indio', es
decir, al hachís. Cuenta la leyenda que el Anciano de la Montaña drogaba a sus
sicarios con hachís y les ofercía banquetes, hermosas mujeres y todos los
placeres imaginables. Luego les decía que si morían por la causa adecuada irían
a ese paraíso en el que todo era placer y bienestar. Estos sicarios resultaban implacables
y eran el terror de sus víctimas, a las que mataban al grito de ḥaššāšīn, lo
cual originó la palabra que todos conocemos.
Carca: proviene
de carcunda, que se introdujo en
España como apelativo despectivo para los carlistas. A principios del s. XIX, hubo varias guerras civiles en España en las
que se enfrentaban los partidarios de Isabel II y los de Carlos de Borbón.
Estos segundos defendían valores mucho más conservadores como el absolutismo, y
de ahí que carcunda y carca pasaran a designar a gente con
planteamientos anticuados.
Bombón: la
repostería francesa es de las mejores, de eso no cabe duda, y parte del léxico
gastronómico en español está formada por
galicismos. Esta palabra no es sino resultado de la expresión infantil en
francés “bon bon”, que significa “rico rico”. Y es que, ¿a quién le amarga un
dulce?
Piropo: si
pensáis en otras palabras con la misma raíz, seguro caeréis en la cuenta del
origen. Pirómano, pirotecnia, etc, se
forman a partir de la palabra griega que significa fuego, y piropo no es otra cosa que ‘palabra
encendida’, palabra apasionada. Es bastante poética, lástima que no siempre los
piropos consigan serlo también.
Brindis: también
una palabra importada, esta vez del alemán, bring
dir's y 'yo te lo ofrezco'.
Ojalá: proviene
del árabe law šá lláh, y significa “si Dios quiere”. Por eso, se utiliza para expresar un intenso
deseo de que ocurra algo que no depende de nosotros.
Bigote: se cree
que podría remontarse al alemán antiguo bei Got 'por Dios'. Carlos
I de España se crió en Flandes y hasta que vino a España ni siquiera hablaba
nuestro idioma. Parece que se trajo consigo un regimiento de caballeros
germanos que gritaban bei got como
interjección o juramento mientras atusaban su gran mostacho. Por asociación,
la corte española fue adaptando la nueva palabra a la forma y el significado
que conocemos ahora.
¿Os ha parecido interesante? Si queréis comentar algo o conocéis
alguna otra palabra cuya etimología os apetezca compartir, no dudéis en
publicar un comentario o escribirme un mensaje privado.
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