De Roncesvalles a Pamplona, un paseo en dos etapas

Cuesta abajo


Como ya conté en otra entrada, la primera etapa de Saint Jean es extremadamente dura, y la mayoría de peregrinos salen desmoralizados. No es sólo una cuestión física, también es mental. Por eso, lo que viene después parece un paseíllo, ya que la mayor parte es cuesta abajo.

Para que veáis que no exagero, os muestro un gráfico de las primeras etapas.



Cambio de paisaje


El paisaje es más suave y las montañas menos escarpadas pero bosques más frondosos con árboles altísimos. Cuentan que en estos bosques se práctico la brujería y fueron el escenario de varios aquelarres en el siglo XVI, lo cual originó la quema de varía gente por herejía. Encontramos muchos ríos y valles y los pueblos de piedra están muy cuidados.

Concretamente en Zubiri, hay una playa fluvial perfecta para descansar y bañarse, y los pies están tan doloridos que sumergirse en el agua fresca es mejor que cualquier masaje. En ese pueblo finalizamos la etapa y tuvimos la "gran suerte" de ver sus fiestas locales y conocer algo más las costumbres de la zona. Todo empezó bien con el vino,  la cena, el ambiente de las calles... Dejó de ser tan divertido cuando los nativos del lugar, ya con más alcohol que sangre en las venas, creyeron que era buena idea intentar entrar en nuestro dormitorio y lanzarn piropos hacia nosotros y nuestras madres. Cuando encendieron algún petardo hacia nuestra ventana y trataron en serio de entrar, empezamos a asustarnos y hubo que llamar a la policía para disuadirlos de su propósito. Por lo demás, muy majos y muy hospitalarios, aunque la delicadeza no sea su fuerte.


















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