Girasoles mirando la luna

La serenidad del paisaje castellano


Ya estamos de pleno en Castilla y se agradece la llanura de sus campos, pero las sombras escasean. Por contrapartida, los pueblos van muy seguidos y resulta bastante sencillo acomodar el ritmo y las pausas de la caminata a las necesidades de cada momento. La improvisación está servida.

A mucha gente no le gustan estas etapas y aprovechan para tomar un autobús que los lleve directamente a León, o las hacen a regañadientes. Comprendo que estos paisajes no agraden a todo el mundo, pero yo encuentro una paz muy singular en estos colores tostados y cálidos, llenos de líneas. Casi todo es plano y el horizonte parece que no acaba, y los pocos árboles o riachuelos que hay parecen colocados simétricamente para serenar al caminante.












No todo es bello, por desgracia, hay algunos tramos en los que caminamos en paralelo con la carretera nacional o la autovía, y para entrar en Burgos tuvimos que cruzar 8 km de polígonos industriales.




Lo tengo asumido y lo tomo como el precio que hay que pagar por ver otros parajes espectaculares. Cuando encuentro un río o una zona algo más boscosa, un campo de girasoles o un pueblecito medieval se me olvida del todo lo demás.













Redescubriendo el cielo


Ya comenté que para evitar el calor de la meseta era importante madrugar. Estos días hemos salido algunas veces justo antes del amanecer y ver los cambios de luz, las nubes en el horizonte, los campos. Un amigo dijo que estoy recordaba una canción que se llamaba los girasoles mirando la luna.




Lejos de costarme madrugar, me siento privilegiada de ver estos parajes con este ritmo pausado y con la tranquilidad y luz que solo encuentras al amanecer.







Peregrinar por Castilla


Desde el punto de vista de la peregrinación, esta serenidad casi monótona del paisaje ayuda a centrarte en tus propios pensamientos o em la búsqueda de la compañía de otros caminantes.  La gente se muestra menos distraída con el paisaje y comienza a buscar conversaciones más profundas, así como el silencio acompañado. A veces el viento y el ruido de los pasos es la única música que nos acompaña, incluso cuando un grupo numeroso camina a la vez. Se impone la reflexión y la austeridad, una vez más el paisaje y el peregrino parecen mimetizarse.
Todo es más barato y los albergues mejor equipados. La gente es algo más seca en sus formas de cortesía pero infinitamente agradecida al peregrino por transitar sus tierras y velan en todo momento por que no se pierda, atenderle y expresarle su admiración.
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4 comments:

  1. Gracias por crear este blog y abrirnos una ventanita a través de la cual podemos vislumbrar los parajes y vivencias que acompañan en sus andadas a los peregrinos. Muy bien escrito, se palpa que estás disfrutando de la experiencia :)

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    1. No sabes cuánto me alegro de que a algunos les sirvan mis experiencias. Muchas gracias por tu comentario, disfruto muchísimo del viaje, y escribir este blog es una parte del mismo, también me ayuda a reflexionar y digerir mis propias vivencias.

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  2. Te admiro mucho. Lo duras que son psicológocamente esas etapas y el positivismo que desprenden tus refelexiones... Sin duda lo estas disfrutando. Es una actitud para tomarla como ejemplo de vida. Lo pienso con sinceridad. Gracias

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    1. Gracias, Dani, no hay mérito porque me sale solo, pero significa mucho que me digas esto y que ne sigas en el blog. Un abrazo, y otro a tus padres, Rebeca y Juan.

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