Errores del peregrino



Demasiado peso en la mochila


Todo el mundo te dice que no lleves demasiado peso, y pocos son los que lo logran. Creo que muchos de veras piensan que han sido austeros, que solamente llevan lo imprescindible, pero cuando comiencen a caminar y les duela el cuello, la espalda, tengan llagas en los pies, salgan rozaduras en la ropa, no puedan ni caminar... entonces empezarán a reconsiderar su concepto de "esencial" en un viaje así.

Debemos llevar a nuestras espaldas un 10% de nuestro peso corporal y como mucho un 12 si estamos muy en forma. Además  , a ese equipaje básico hay que añadirle el peso del agua y de los alimentos que tomemos durante la caminata, que pueden ser hasta 2kg. Llevar excedente de peso no solamente nos hará más  lentos y torpes, no solamente es una cuestión de dolor, sino que también influye muchísimo a la hora de que nos salgan llagas, rozaduras por a ropa y hasta que nos lesionemos. No es ninguna broma.

Por más  que se diga y que insistamos, de verdad que cada gramo cuenta y odiaremos hasta el peso del reloj. No existen los "por si acasos" y más  vale necesitar comprar algo que tener que deshacerse de ello o sufrir. Limitaros a las listas que vemos en este y muchos otros blogs o foros, de verdad.


Estrenar zapatos


Es un clásico, se comenta en todos los foros, es el primer consejo que te dan... y aun así siempre hay quien cae en este error. es necesario

Machacarse demasiado con etapas demasiado largas

Es necesario descansar de vez en cuando, incluso cuando no creemos que estamos agotados. Lo mismo ocurre con no tomarse jornadas de descanso. No es una carrera, nadie va a darnos diez mil euros por llegar antes, pero sí podemos lesionarnos y tener que abandonar por completo, y eso no le hace gracia a nadie. Si no se tienen tantos días, ya se finalizara en otra ocasión o podemos plantearnos acercarnos y hacer un tramo más corto.

Comenzar el Camino sobrecargado físicamente


Entrenar es fundamental, pero en su justa medida. Hay que comenzar entre 5 y 6 semanas antes de nuestra partida para llegar con nuestro máximo potencial

Antes de marcharnos, debemos descansar entre 48h y 72h para no llegar fatigados, y según me han dicho varios preparadores físicos este punto es crucial.


No necesito entrenar, ya estoy en forma


Obviamente, cuanto más en forma menos duro resulta y se tiene mucho ganado, pero eso no significa que no haya que entrenar para el Camino. Muchos van de sobrados y esta ingenuidad les pasa factura, no en las primeras etapas pero sí a los pocos dias.

Peregrinar no es como cualquier otra actividad física, sino que es más intensa y prolongada en el tiempo. Por más acostumbrado que tengamos el cuerpo a ejercicio de alto nivel, raramente hacemos algo durante siete horas diarias y durante más de tres días seguidos. Hay que practicar y see menos arrogantes.


Chinches en la mochila

Los chinches no solamente están en los albergues sucios, sino que los traemos nosotros mismos en el equipaje. Al apoyar la mochila en el suelo de cualquier parte del monte, suelen subirse a la mochila y ocultarse entre las costuras. Si al llegar al albergue dejamos la mochila encima o muy cerca del colchón, estos pasan a nuestra cama y nos acribillan. por suerte no me ha ocurrido todavía pero no promete ser un masaje...

Ducharse o poner vaselina en los pies por la mañana 

Ducharse justo antes de hacer ejercicio es cuestionable, pero en situaciones normales diría que cada uno haga lo que le salga de las narices. pero peregrinando es importante no hacerlo, ya que ablandar los pies favorece la aparición de llagas y deja la piel más sensible para todo tipo de rozaduras.


No estirar después de la caminata


Cuando hacemos ejercicio tenemos que estirar, y si además   es una actividad tan intensa como la del Camino con más  razón. Sin embargo casi nadie lo hace, pero puede ser la clave entre rendir más  o menos, lesionarse o no lesionarse. Lo que más  nos apetece al llegar al albergue es ducharnos, comer y dormir, y estar quince minutos estirando puede parecer una tontería, pero lejos de serlo es la mejor inversión que podemos hacer para disfrutar de la experiencia. Es interesante aplicar hielo en los tobillos, rodillas y plantas de los pies, aunque un baño en el río o una ducha bien fría también pueden ayudarnos.
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