Pamplona


Llevo dos días en Pamplona y me ha parecido muy agradable. No es muy grande y en un fin de semana se conoce de sobras. 

Me ha impresionado enormemente la muralla, cuando llegas caminando la vislumbras desde lejos y te obligan a rodearla, de modo que ves buena parte de ella. Es tan grande y está tan bien cuidada como las de Ávila o Toledo. El antiguo foso está cubierto de césped y en sus inmediaciones hay un parque precioso. Se puede pasear por la parte alta de la muralla y las vistas de la zona nueva de la ciudad son espectaculares. 

El casco viejo es bonito, con la típica arquitectura del norte de España, zonas peatonales, iglesias y terrazas. Aunque no vayas en época de fiestas, los San Fermines están muy presentes y no solo para los turistas sino también para los de allí, como hacen los Valencianos von Fallas. El ayuntamiento es una preciosidad y la plaza del Castillo es muy agradable. Por supuesto, la Catedral y varias iglesias, junto con diversos rincincitos hacen de Pamplona un buen destino para pasear y comer.

Abundan los bares, tabernas y pastelerías y las mejores calles para tapear son la Estafeta y San Nicolás, donde tapear los habitantes de Pamplona. Los pinchos y raciones están ricos, pero lo que no tiene rival es la tortilla de patatas. Ay por favor, que exquisitez, y yo que pensaba que había probado buenas tortillas... normales o rellenas con diversas cosas,  casi siempre cruditas por dentro, sobresalen muchísimo de las que he probado en cualquier otra parte. No tengo palabras.

En los bares no regalan tapa y por lo general orientan y ayudan bien al turista. La gente es cortés y trata correctamente al forastero pero son tirando a cerrados, no suelen dar mucha conversación. No se puede decir que sean antipáticos, al contrario, pero se intuye que no es fácil integrarse en sus grupos si se viene de fuera a vivir. Sin embargo, se ve que disfrutan mucho de su vida social y las calles están muy vivas, las tabernas a rebosar, y la juerga dura hasta muy tarde los fines de semana. Parece una ciudad divertida si consigues hacerte un hueco o si vienes con un grupo de amigos.

Si venís como peregrinos, el albergue municipal es Jesús y Maria y está fenomenal. Es una antigua iglesia reformada y las instalaciones están realmente bien. 

Un tema que ha llamado mi atención es el del euskera. Ver carteles bilingües no me sorprende, puesto que es un tema político, pero oír tanta gente hablando euskera en las calles sí me ha parecido curioso. Casi todos son jóvenes y muchos de ellos con niños. 

Tengo unas ganas locas de echarme a andar otra vez. Estar parada unos días y la vitalidad que contagia María, mi hada del Camino, me hacen necesitar movimiento. Gracias por venir a visitarme, ha sido un día increíble y significa mucho para mí que te hayas acercado.

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2 comments:

  1. Uy, Elena, por una semanita no nos vemos en Pamplona. La semana que viene la voy a pasar entera en Navarra, el lunes 11 o el martes 12 seguro que vamos a visitar a parientes de mi mujer que viven allí, y ya de paso daremos una vuelta por las calles más emblemáticas, que a mi hijo este año he tenido que grabarle todos los días los encierros de San Fermín porque le encantaba verlos...
    Está claro que cada día escribes mejor. Recuerdo tu blog del anterior viaje y éste, y tengo la sensación que en éste parece que te estamos acompañando y nos haces partícipes a los lectores de tus vivencias. Sigue así y disfruta tanto como se te ve :-)
    Ah, y sobre todo, lleva siempre puesta esa bonita sonrisa que tienes.
    Un besazo,
    Alberto Sanz

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    1. ¡Qué lástima no coincidir, habría estado genial! La verdad es que Navarra me ha sorprendido muy gratamente. De verdad me alegro de que te guste el blog, la idea es precisamente esta: compartir con vosotros la experiencia, más como un diario accesible a todo el mundo. Este año estoy muy motivada y comunicativa, probablemente eso se percibe en lo que cuento. Gracias por leerme, Alberto, a ver si podemos vernos pronto y te cuento en detalle. Un beso :')

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