Un primer paréntesis en el Camino

Improvisando... ¿o es la voluntad del Camino? 


A los más pragmáticos, como yo, no deja de chirriarnos oír a gente mas mistica hablar del Camino como un ente con un voluntad y un plan trazado para todos nosotros. Frases como "lo que el Camino tiene preparado para ti", "esto es una de las lecciones que te está dando el Camino" o "déjate sorprender por el Camino" están a la orden del día. Claro que esta aventura es un contexto ideal para conocerte mejor, darte margen para improvisar y sacarte de tu entorno habitual, pero de ahí a que haya una conciencia o voluntad que maneja los hilos... La cuestión es que, según estos ilumonados, el Camino debía tener una idea algo distinta a la mía respecto al inicio del viaje porque me ha cambiado todos los planes jaja.

Adelanté dos días mi partida para pasar algún tiempo en los Pirineos franceses. No pude quedarme en Saint Jean y sus alrededores porque se avecinaba tormenta y era mejor moverse a Roncesvalles para no tener que estar encerrada por la lluvia. Una vez en la siguiente etapa me ocurrió lo mismo, y así la tormenta me ha ido pisando los talones hasta Pamplona. No puedo abandonar esta ciudad hasta el martes porque el lunes por la noche viene una amiga desde Barcelona y se une a la marcha durante unos días. De este modo, me encuentro pasando casi tres días (llegué ayer a mediodía) en una ciudad preciosa pero minúscula. Caprichos del Camino, será que algo tiene pensado: que escriba más en el blog y que descanse, que planee bien las siguiente etapas, quizá.

Por un lado, me sabe mal haberme descolgado de alguna gente con la que había hecho muy buenas migas. Por otro sé que no tardaré en entablar conversación con otras personas (de hecho ya ha ocurrido). Quién sabe si al Camino se le antojará volvernos a juntar. Lo que es seguro es que encontraré más gente con la que caminar y charlar.  Todavía no me he iluminado y por eso dudo mucho del demiurgo-Camino y de sus planes magistrales.

Voy a colgar algunas fotos de los últimos dias.



Kiera es de Bermudas y la conocí nada más bajar del autobús en Saint Jean; ha sido nadadora olímpica y ahora es profesora de inglés.  Vitaliy es de Letonia, habla todos los idiomas que puedas imaginar y ha recorrido medio mundo como mochilero, es muy ddivertido.  Álex es de Barcelona y, como yo, se enamoró del Camino desde el primer minuto, prueba de ello es que con anginas y fiebre sigue siendo el alma de toda esta gran fiesta y abandonar ni siquiera es una opción plausible para él. Bruno es italiano,  y muestra de su temeridad es que accedió sin dudar a ensayar conmigo el salto de Dirty Dancing. Gracias por ese gran momento. 









También están Aitziber, una chica que en vez de piernas tiene dos cohetes y energía para parar tres trenes. Se pierde durante más de una hora y aun así llega antes q nadie, y para no aburrirse hace etapas dobles. La conocí el en coche desde Barcelona y cslculo debe estar casi en Finisterre. Tambien están Rubén e Itziar, que aunque son ciclistas llevan también mochila a cuestas y van a por todas. Viendo a esta tropa, una empieza a pensar que será cierto que esta gente del norte es de otra pasta porque en mi pueblo llevamos otro ritmo. A estos seguro que no los alcanzo en este viaje.



Las amistades del Camino


Si algo tiene el Camino es que te centra en el presente, te ayuda a reflexionar sobre el pasado y te ayuda a tomar decisiones, pero estás tan centrado en seguir la marcha, en cubrir tus necesidades, que vives el instante como nunca lo habías hecho. Escuchas tu cuerpo y liberas toda tensión mental, de modo que tu cabeza entra en una especie de trance que te hace sentir vivo y liberado. Es sanísimo, pura cordura. Todo lo que en nuestra vida habitual no tenemos aquí surge espontáneamente.

En las relaciones personales es lo mismo: se muestra cortesía pero se saltan muchos prejuicios y protocolos. Si la gente se siente cómoda, se abre; y si prefieren retraerse, lo hacen sin más, por lo que las afinidades resultan muy intensas y evidentes.

Cuando vas en travesía eliges tu grado de soledad: resulta tan sencillo ir solo como tener conversaciones de todo tipo (ya sean reiviales o de terapia),  igual que es fácil unirse a algún grupo como formar uno nuevo. Desde el principio parece que se conozca a las personas desde mucho tiempoatrás y abundan las confesiones íntimas, así como las pandillas improvisadas. No sabes si volverás a encontrarlos,  si serán amigos de una hora, de dos días o para siempre.

De nuevo, disculpad las faltas de ortografia y redacción, los que me conocéis bien sabéis que suelo cuidar estas cosas pero ahora mismo prefiero agilizar con el movil que perder tiempo en cibercafés.


Share on Google Plus

0 comments: